ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA LA INVESTIGACIÓN EN HISTORIA DE LAS MUJERES Y ESTUDIOS DE GÉNERO

María Herminia Beatriz Di Liscia

Mujeres, ciudadanía, derechos desde la perspectiva regional.

Si aún queda mucho por conseguir en pos de la igualdad de género hay que reconocer que lo que hasta aquí se ha logrado se debe a quienes, desde la militancia y el campo académico, lucharon -en distintos foros y con estrategias varias- en pos de reconocimiento de los derechos de las mujeres y de las diversidades sexuales. Para quienes asumieron la tarea de recuperar sus acciones y sus voces -apelando al uso relacional de la categoría género aparecía- no fue fácil ni cómodo. En su momento, el campo académico no reconoció de igual modo esa producción de conocimiento, ni tampoco valoró el notable aporte metodológico, conceptual y el diálogo transdisciplinar que los estudios de mujeres y de género promovieron. En tiempos de fuerte profesionalización, asumir desde un lugar de compromiso intelectual, político y social estos temas de investigación, llevaban a que se sentenciara –con una fuerte carga de ironía y prejuicios- que aquello era el resultado de una “militancia” académica.

El “paraguas” aséptico del profesionalismo no desalentó a docentes e investigadoras como María Herminia Beatriz Di Liscia, una de las maestras y formadoras que nos inspira e interpela con su producción de conocimiento y su presencia pública con el propósito de develar la desigualdad sexogenérica de la cultura heteropatriarcal. Nació en Santa, Rosa en el seno de una familia reconocida de la ciudad, fue la hermana mayor de sus nueve hermanos. En la Universidad Nacional de Rosario se graduó como licenciada en Ciencia Políticas. Se doctoró en la UBA con su tesis «Identidad, género y memorias. La construcción de la ciudadanía y los derechos de las mujeres pampeanas», dirigida por Dora Barrancos. Luego vendría su posdoctorado.

Su trayectoria como docente investigadora la desempeñó centralmente en la Universidad Nacional de La Pampa. Fue una de las primeras que se refirió a las políticas de género en su provincia natal. Como supo decir «[…] en la Universidad empecé a leer cosas y caí en la cuenta que en La Pampa no había nada sobre este tema. Me vinculé a la profesora Cecilia Lagunas de la Universidad de Luján y al tiempo formé en la facultad el Instituto de Estudio de Género. Un día, en esa misma época, fui a LA ARENA […] dije que quería escribir sobre las mujeres. […] más adelante por bastante tiempo empecé a escribir todas las semanas en Caldenia”.

Participó políticamente en la Universidad, primero como consejera directiva, y luego como secretaria de investigación de Humanas en dos períodos; y además fue decana de 2002 a 2006. Formó parte del programa multidisciplinario de formación continua para Doctores en Ciencias Sociales, Humanidades y Artes. Su apuesta académica la llevó a concretar la fundación del Instituto Interdisciplinario de Estudios de la Mujer. En el año 1996, el IIEM, el Área Interdisciplinaria de Estudios de la Mujer de la Universidad Nacional de Luján y el Centro Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad del Comahue), coeditaron el primer número de La Aljaba, Segunda Época, Revista de Estudios de la Mujer que devino en una publicación de impacto académico. Fue el producto de una labor en colaboración entre tres instituciones universitarias que se concretó por el trabajo en conjunto de María Herminia Di Liscia, Cecilia Lagunas y Nélida Bonaccorsi. Yoyi, como le dicen afectuosamente, fue la coeditora de la revista hasta el año 2016. En la actualidad es Profesora consulta de la UNLPam.

A lo largo de su intensa y comprometida carrera profesional ha recibido múltiples distinciones, como por ejemplo, la mención para «La Aljaba, segunda época. Revista de Estudios de la Mujer» en el Concurso de Revista de Investigación en Historia y Ciencias Sociales organizado por la Fundación Compromiso y la Fundación Ford. Pero también el primer premio Adepa (Asociación de Periodistas argentinos) en el rubro Derechos Humanos por la Sección Mujeres del Suplemento Caldenia del Diario La Arena.

Impulsó -junto a otras valoradas investigadoras argentinas y de Chile- la conformación de La Red Universitaria Patagónica de Estudios de Mujeres y Relaciones de Género que tuvo como uno de sus propósitos nodales, promover la vinculación institucional para desarrollar estudios e intervenciones en políticas de género con el fin de mejorar la situación de las mujeres patagónicas.

Su producción ha sido profusa, valiosa y reconocida académicamente en nuestro país y en el exterior. Por su formación profesional, su abordaje sobre los estudios de mujeres y la perspectiva de género transitó primordialmente por la cuestión de la ciudadanía y sus experiencias en la arena política. Pero su contribución suma otro aditamento no menos importante y relevante. Sus estudios se centraron en torno a un espacio regional. Asumió así dos desafíos para conseguir que su trabajo pudiera proyectarse. Tampoco esos estudios se hicieron bajo la perspectiva centro-periferia, sino dando especificidad y singularidad al contexto que estudió. De esa generosa producción, podemos hacer una selección de unos fragmentos de su recordado libro Mujeres y Política. Memorias del primer peronismo en La Pampa. Buenos Aires, Miño y Dávila, 2013, donde expone los tópicos que signan su investigación, tal como se puede advertir:

“¿Cómo fueron las primeras experiencias políticas de las pampeanas? ¿De qué forma transitaron sus itinerarios las primeras legisladoras durante el peronismo en la naciente provincia Eva perón? ¿Cómo las veía la sociedad de la época y cómo elaboraron ellas mismas sus identidades políticas? Estos son, a grandes rasgos, los interrogantes que guiaron esta investigación.

A mediados del siglo pasado, la coyuntura singular de la provincialización, sitúa a las pampeanas en su primera actuación política institucional. Su aprendizaje comienza en sus pueblos y unidades básicas, al mismo tiempo que inauguran un discurso público en la primera legislatura.

En este libro se recuperaron memorias de mujeres durante el peronismo, memorias constituidas por recuerdos, experiencias fragmentarias y contenidos nostálgicos que retrotraen a un a una época en la que fueron protagonistas, como partícipes de un proyecto nacional y de la organización de la provincia. […]

A través de imágenes y representaciones, sus testimonios desgranan las vivencias de los derechos políticos y la función social del trabajo, todos componentes del legado del peronismo etapa histórica en las que las mujeres ‘aparecen’ en la escena pública.

Recobrar sus voces nos permitió conocer cómo fueron sus aprendizajes y experiencias, hacerlas visibles, restituirles un espacio en la historia regional y comenzar a construir el linaje de mujeres de La Pampa”.

 

Notoria y evidente contribución la que se alcanzó con esta publicación de cita ineludible -no solo para el caso de los estudios locales- sino para cualquier investigación que analice el surgimiento y devenir de la primera etapa del peronismo en distintos contextos y, en particular, la participación en la vida política de las mujeres para evidenciar de qué modo, la proscripción, persecución y represión fueron los mecanismos que cortaron y vedaron su futuro político. Las silenciaron, las ocultaron, las negaron para dejarlas en el olvido. Pero una historiadora sensible las rescató reconstruyendo esas tramas políticas, culturales, institucionales, atendiendo derroteros individuales en el marco del proceso social. Su inclusión política fue en el marco de una sociedad patriarcal y jerárquica que las integró en un nuevo proyecto político desde una “complementariedad subordinada” a los varones. El binomio maternidad biológica y maternidad social se afirmó como eje principal de la incorporación de las mujeres al mundo de la política. Ese fue el alcance pero también el límite de esa inclusión. La conquista de una ciudadanía plena de reconocimiento de derechos aparecía meridanamente en el escenario político y jurídico. Como mostró, en sus contribuciones subsiguientes, el estudio de colectivos que históricamente han tenido una situación de subalternidad, como el de las mujeres, llevan a comprender la construcción de la ciudadanía desde sus prácticas concretas como aquellas que atañen a las decisiones sobre sus cuerpos. También esa agenda de lucha de las mujeres pampeanas por la politización de la reproducción y la sexualidad fue objeto de atención de nuestra pionera y maestra, marcando otra línea de trabajo en ese largo camino por una conquista plena de una ciudadanía igualitaria para todas, todos, todes, pendiente en nuestro tiempo. Yoyi, tu sombra nos abraza, protege y guía.